La construcción del Corredor Bioceánico amenaza con restarle protagonismo al histórico Paso Cristo Redentor. Empresarios y autoridades locales coinciden en que la falta de infraestructura y de reformas operativas puede dejar a la provincia fuera de las principales rutas del comercio internacional.
El Paso Cristo Redentor concentra gran parte del intercambio comercial entre Argentina y Chile, pero sufre demoras estructurales.. Foto: Redes sociales @VALLEOVA
El Corredor Bioceánico, que conectará Brasil, Paraguay y el norte argentino con puertos chilenos sin pasar por Mendoza, encendió alertas en la provincia. El proyecto podría restarle protagonismo al Paso Cristo Redentor, principal cruce actual hacia el Pacífico pero con décadas de demoras en infraestructura y reformas. Empresarios advierten que la falta de obras y la persistente burocracia encarecen costos logísticos y reducen la competitividad.
Martín Calvo, de Grupo All In S.A., señaló que el paso opera con un esquema diseñado hace medio siglo y que los tiempos de espera ya forman parte de las tarifas. En invierno, los cierres por nieve agravan el problema. El gobernador Alfredo Cornejo pidió avanzar con mejoras graduales y más coordinación nacional, aunque admitió limitaciones. El riesgo es que el nuevo corredor capte buena parte del tránsito de cargas, dejando a Mendoza relegada en el comercio internacional.
La inminente concreción del Corredor Bioceánico, una ruta estratégica que conectará Brasil, Paraguay y el norte argentino con los puertos chilenos sin atravesar Mendoza, encendió luces de alarma en el Gobierno provincial. El nuevo trazado, que utilizará pasos fronterizos alternativos al Cristo Redentor, amenaza con restarle protagonismo al histórico cruce mendocino, hoy el más utilizado para el comercio entre el Atlántico y el Pacífico.
Pese a su relevancia, el Cristo Redentor arrastra décadas de demoras en infraestructura y reformas operativas. Las mejoras más importantes se han limitado a intervenciones puntuales, sin un plan integral que responda al incremento del flujo de cargas. Para el sector privado, esta falta de previsión puede costarle caro a Mendoza en términos de competitividad y actividad económica.
Obras pendientes y burocracia persistente
Martín Calvo, director comercial de Grupo All In S.A., lo resume con crudeza: “Es una gran oportunidad que se está perdiendo hace ya muchos años y no se ha hecho nada”. A su juicio, el paso internacional opera con una infraestructura pensada para un flujo de hace medio siglo. “El parque automotor se ha duplicado y seguimos con el mismo cuello de botella. Faltan obras, pero también flexibilidad en los trámites aduaneros y de organismos como Senasa. Hoy se concentran en puntos críticos como Uspallata, generando más demoras”, advierte.
Calvo describe un sistema en el que la espera se ha convertido en una variable asumida por las empresas de transporte, que ajustan sus tarifas contemplando retrasos inevitables. “Si hubiera un esquema más flexible y menor tiempo de viaje, se reducirían costos y aumentaría la competitividad. Pero hoy, los tiempos de espera y las demoras ya están incorporados en los cálculos”, señala.
En invierno, los cierres por nieve generan días de espera en la montaña y gastos adicionales para los transportistas.
En invierno, los problemas se agravan. Los cierres por nevadas implican que los camiones permanezcan días en alta montaña, con gastos extra por mantenimiento de carga refrigerada y condiciones para los choferes. “Eso dispara los costos y es consecuencia directa de no contar con infraestructura adecuada”, subraya.
La postura oficial: integración y pasos graduales
En su reciente visita a Chile, el gobernador Alfredo Cornejo participó de la XXXIX Reunión del Comité de Integración Paso Sistema Cristo Redentor. Allí insistió en la necesidad de avanzar en proyectos conjuntos, pero reconoció que las competencias clave dependen de la Nación. “Migraciones, Aduana y Gendarmería son estructuras nacionales, incluso la Ruta 7. Participar en estos comités sin herramientas concretas a veces desanima”, admitió.
El mandatario defendió un enfoque de mejoras progresivas: “No se trata de pensar en grandes obras que se anuncian y no se concretan. Prefiero avances pequeños, pero reales, todos los años”. Y agregó: “Necesitamos que cada año haya alguna mejora que se convierta en menos demoras en el paso, más personal, más tecnología, menos burocracia”.
Durante su gira, Cornejo también destacó la importancia de la relación con la Región de Valparaíso, por su papel como polo logístico del Pacífico: “Mendoza debe integrarse cada vez más a esa logística”.
El riesgo del Corredor Bioceánico
El avance del Corredor Bioceánico, impulsado por provincias del norte y gobiernos regionales de Chile, plantea un desafío serio. Al ofrecer una alternativa vial que evita los cuellos de botella del Cristo Redentor, podría captar parte significativa del tránsito de cargas que hoy pasa por Mendoza.
Para Calvo, el impacto será evidente: "Tal vez, el flujo de tráfico siga siendo el mismo, pero si no se hacen las mejoras que este paso necesita, tarde o temprano va a perder peso frente a otras rutas. Es el principal corredor bioceánico del país y Mendoza no puede darse el lujo de quedar relegada", advierte.
Desde el sector privado reclaman por la doble vía y otras mejoras de infraestructura
El empresario subraya que la solución no pasa solo por obras viales. Propone cambios operativos inmediatos, como descentralizar trámites aduaneros y sanitarios, para liberar el tránsito en alta montaña. “Hoy un camión que ya hizo su despacho en Mendoza igual debe pasar por Uspallata para repetir trámites. Eso son horas perdidas y más acumulación en una ruta que ya es peligrosa”, detalla.
Un problema de largo arrastre
La advertencia del sector privado no es nueva. Desde hace años, cámaras empresariales y transportistas reclaman un plan integral para el Cristo Redentor. La doble vía en la Ruta 7, la modernización del túnel y la incorporación de tecnología en los controles figuran en informes técnicos y discursos oficiales, pero su ejecución ha sido lenta y fragmentada.
Incluso en el ámbito político hay consenso sobre las demoras. El propio Cornejo, como senador nacional, había señalado su frustración por la falta de avances: “Sinceramente me parecía frustrante participar sin ver avances sustantivos”, recordó en Chile.
Un futuro que se define ahora
Mientras el Corredor Bioceánico avanza, Mendoza enfrenta la disyuntiva de acelerar obras y reformas o resignar protagonismo en el comercio con el Pacífico. La situación es especialmente sensible para las economías regionales, que dependen de una logística eficiente para colocar sus productos en mercados internacionales.
Cornejo asegura que la provincia “mantendrá un rol activo para garantizar que los acuerdos se traduzcan en mejoras concretas para el transporte de cargas, el turismo y el intercambio comercial”. Pero la experiencia de las últimas décadas alimenta el escepticismo.
Para Calvo, la clave está en no perder más tiempo: “Es algo que Mendoza tiene que mejorar. No solo es clave para el país, sino aún más para la provincia”.
El desafío es claro: sin inversiones y reformas que alivien el cuello de botella del Cristo Redentor, la integración podría terminar beneficiando a otras rutas y dejando a Mendoza mirando desde la banquina cómo pasa el comercio internacional.