Un informe del Senado de Estados Unidos sobre el intento de asesinato contra el presidente estadounidense, Donald Trump, el año pasado reveló “múltiples e inaceptables fallos” en la disciplina del Servicio Secreto.
El informe se publica un año después de que Trump, entonces candidato presidencial, fuera rozado por una bala cuando un joven de 20 años disparó ocho veces contra él durante un mitin en Butler, Pensilvania.
El atacante fue abatido por un francotirador poco después. Sin embargo, el tiroteo, que dejó un asistente muerto y dos heridos, expuso la negligencia del Servicio Secreto en la planificación y respuesta, según el informe, que aboga por sanciones disciplinarias más severas.
“Lo ocurrido fue imperdonable, y las sanciones impuestas hasta ahora por los fallos no reflejan la gravedad de la situación”, señala el informe del Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales del Senado.
“No se trató de un simple error de juicio. Fue un colapso total de la seguridad en todos los niveles, impulsado por la indiferencia burocrática, la falta de protocolos claros y una alarmante negativa a actuar ante amenazas directas”, declaró en un comunicado Rand Paul, presidente republicano del comité.
El informe señala que el Servicio Secreto tuvo conocimiento de un individuo sospechoso “casi 45 minutos antes de que se efectuaran los disparos y no actuó” y detalla una serie de errores que revelan “un patrón preocupante de fallas de comunicación y negligencia que culminaron en una tragedia evitable”.
“Debemos responsabilizar a los individuos involucrados y garantizar que se implementen plenamente las reformas para que esto no vuelva a ocurrir”, añadió Paul.
La directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, renunció tras el tiroteo, y otros seis agentes en servicio recibieron suspensiones de entre 10 y 42 días, según informó la agencia el jueves.
Sin embargo, nadie fue despedido y las sanciones fueron más leves que las recomendadas por el comité.
