Con las elecciones legislativas del 26 de octubre a la vista, la dirigencia mendocina no solo espera consolidar resultados, sino también comenzar a delinear el escenario político hacia 2027, cuando finalice el mandato del gobernador Alfredo Cornejo. Sin posibilidad de reelección, el oficialismo busca preservar el recorrido iniciado en 2015 con Cambia Mendoza, aunque la alianza con La Libertad Avanza ha generado tensiones internas. Mientras algunos sectores radicales expresan malestar, otros ven en la reconfiguración del frente una oportunidad para ordenar candidaturas.
Uno de los nombres que genera expectativa es Luis Petri, actual ministro de Defensa y referente de LLA en la provincia, quien mantiene su intención de competir por la gobernación. Su futuro político dependerá del desempeño de la gestión nacional, aunque ya fuera de la estructura territorial de la UCR. En paralelo, el intendente de Ciudad de Mendoza, Ulpiano Suarez, también proyecta una candidatura, marcando distancia del gobierno de Milei y buscando articular apoyos entre radicales, peronistas y dirigentes del PRO. Su estrategia apunta a una continuidad con matices, fortaleciendo un perfil propio dentro del oficialismo.
En la vereda opuesta, el peronismo trabaja en consolidar su unidad, aunque algunos dirigentes no visualizan una recuperación electoral competitiva para 2027. En cambio, apuestan a ocupar un rol opositor sólido, reconociendo que la campaña de medio término fue débil y centrada en ponerle un límite al gobierno nacional. El proceso de sucesión en Mendoza ya comenzó, y los movimientos internos anticipan una disputa intensa por el liderazgo provincial.
La dirigencia de la provincia de Mendoza espera las elecciones del 26 de octubre no solo para conocer cuál será la consolidación del resultado, sino para iniciar con más seriedad el camino para organizar la sucesión de Alfredo Cornejo.
El 10 de diciembre de 2027 se le terminará el mandato al actual Gobernador y, sin reelección, dejará su cargo. Y en el oficialismo hay cuadros que se ilusionan con continuar un recorrido que se inició en 2015 con la primera victoria de Cambia Mendoza.
La alianza del radicalismo con La Libertad Avanza dejó enojos y resignación en parte de sus integrantes, pero también esperanza por cómo se ordenó el panorama.
La competencia para el 2027
Y es que el mayor miedo para muchos radicales era cómo jugaría Luis Petri, que sacó un considerable porcentaje en la interna del 2023 y nunca desistió en sus intenciones de volver a competir por el sillón de San Martín.
El ministro de Defensa hoy no está más dentro de la UCR y es el representante central de LLA en Mendoza. Y esto lo ata indefectiblemente a cómo le vaya a la gestión de Javier Milei.
Luis Petri quiere ser el sucesor de Alfredo Cornejo.
Una remontada en la alicaída imagen que comenzó a tener en los últimos meses el Presidente le ayudaría, pero ya fuera de la estructura territorial que tiene el radicalismo en Mendoza.
El resto de la dirigencia de ese partido entiende que puede saltar a tiempo del barco mileísta. Hasta el mismo Cornejo, que abrazó fuertemente la administración Milei pero en su entorno han avisado que tiene vínculos con Provincias Unidas.
Uno de los que más observa la futura relación de fuerzas es el intendente de Ciudad de Mendoza, Ulpiano Suarez, quien no ha ocultado sus pretensiones de participar de la disputa por la Gobernación.
Ahora, su principal escollo interno se corrió, al menos, de la Unión Cívica Radical. Y también marcó desde el comienzo sus diferencias con el Gobierno nacional, y cerca del jefe comunal resaltan que su presencia en el frente con LLA es meramente formal.
Ulpiano Suarez se anota también en la carrera.
Mientras sus críticas han sido públicas pero moderados, el mayor contraste lo dio en la visita a Mendoza de Milei de hace unos días, cuando optó por armar una agenda propia y evitar mayor ruido interno dentro de la alianza.
Así, en ese recorrido hasta que se cristaliza el próximo proceso electoral, Suarez podría buscar contactos con radicales que ya le han expresado su apoyo, otros que quieran una continuidad de la gestión pero con cambios, algunos peronistas y dirigentes del PRO, con el objetivo de darle mayor fortaleza al proyecto político.
La oposición, en tanto, espera. Así como la campaña para las elecciones de medio término fue prácticamente inexistente (y solo planteó “ponerle un límite” a Milei), el peronismo todavía trabaja en la consolidación de la unidad.
Y en ese proceso, algunos “candidateables” no proyectan una recuperación competitiva del justicialismo para 2027, sino que consideran que podrían ubicarse más en un liderazgo opositor que en una alternativa fuerte en esas elecciones.