La inminente finalización de una tregua arancelaria de 90 días entre Estados Unidos y China ha puesto en alerta al empresariado argentino. Con el acuerdo que redujo temporalmente los aranceles a productos chinos por terminar, China se está moviendo de manera defensiva y redirigiendo su oferta hacia otros mercados, especialmente en América Latina. Esta situación genera gran preocupación en Argentina, ya que se combina con una recuperación lenta del consumo interno y una política de apertura comercial más laxa.
La industria textil y la del calzado son de las más vulnerables, ya que son sectores intensivos en mano de obra. Empresarios del rubro advierten que la sobreoferta china ya se siente, lo que podría llevar a una caída de precios, pérdida de participación de mercado y, en consecuencia, a la destrucción de empleo. En el sector de la metalurgia, la situación también es de estancamiento, con la competencia volviéndose feroz debido a la falta de margen de ganancias y un consumo debilitado.
El sector autopartista enfrenta desafíos similares. La guerra comercial no solo provocó un aumento en los precios de insumos, como la silicona proveniente de China, sino que también coincidió con una flexibilización en los controles de importación. Un empresario del rubro señala que ahora se importan autopartes con menos requisitos, lo que incrementa la presión sobre los fabricantes locales. Las importaciones de autopartes, especialmente de China y Brasil, han crecido de manera significativa en el primer semestre de 2025, con aumentos notables en productos como bombas de combustible, amortiguadores y baterías.
La relación de Argentina con China, que se ha posicionado como un socio comercial clave, muestra un déficit creciente para el país sudamericano. Según la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), las exportaciones a China disminuyeron en el primer semestre de 2025, mientras que las importaciones se dispararon en el mismo período, generando un déficit comercial considerable.
A pesar del panorama complejo, algunos ven oportunidades. Un ejemplo positivo es el de empresas que se benefician de la reubicación de producción que abandona China, como una compañía de componentes electrónicos en Argentina que ahora abastece a empresas norteamericanas. Sin embargo, la Confederación General Pyme advierte que, sin una estrategia gubernamental coherente que articule la relación con China, los riesgos de un resultado catastrófico son altos para la industria nacional.