El Banco Central de Argentina ha logrado que sus reservas brutas superen la barrera de los U$S 40.000 millones después de más de dos años, un hito que no se veía desde febrero de 2023. Este salto, que llevó las reservas a U$S 40.461 millones, se explica por la reciente inyección de U$S 2.000 millones provenientes del préstamo REPO que un grupo de bancos otorgó al país.
Recordemos que, desde el cambio de gobierno en 2023, las reservas habían caído drásticamente hasta los U$S 21.017 millones. Aunque se recuperaron, la incertidumbre por el acuerdo con el Fondo Monetario había provocado una nueva baja. Los recientes ingresos, como los U$S 12.000 millones del FMI, U$S 2.000 millones de organismos multilaterales, U$S 2.000 millones del BONTE 2030 y los U$S 2.000 millones del REPO, han sido cruciales para esta recuperación.

Un punto clave es que, tras la eliminación del cepo cambiario hace dos meses, el Banco Central ha dejado de intervenir activamente en el mercado de divisas. Esto significa que la única estrategia para fortalecer las reservas ha sido la adquisición de nueva deuda, ya sea a través de organismos internacionales o la colocación de bonos. A pesar de esto, el dólar oficial ha mantenido su estabilidad.
Caída en bonos y acciones por ataques entre Israel e Irán
En contraste con la estabilidad cambiaria local, los mercados argentinos sufrieron el impacto de la tensión geopolítica entre Israel e Irán, cerrando la jornada en rojo. Los bonos en dólares retrocedieron y el Merval registró pérdidas, afectando a la mayoría de las empresas argentinas que cotizan en Nueva York, con la excepción de algunas del sector petrolero.
Economistas como Horacio Miguel Arana de la Fundación Internacional Bases, explican que, si bien Argentina ha ganado estabilidad financiera, la incertidumbre global sigue debilitando los activos locales, especialmente aquellos más expuestos a la regulación política o al Estado.
Añaden que, aunque el gobierno ha logrado evitar un impacto directo en el dólar, la deuda del país sigue siendo vulnerable a la volatilidad internacional, lo que se refleja en la caída de los bonos.