Ayer, a un día de la final del Mundial de Clubes entre Chelsea y París Saint-Germain, el club londinense perdió a Noni Madueke, extremo inglés de 23 años que es una de las figuras del equipo, ya que se desligó del plantel concentrado en Estados Unidos para concretar su traspaso al Arsenal.
La operación, valuada en 60 millones de euros, fue confirmada por ambas instituciones y generó mucho malestar en el cuerpo técnico del equipo dirigido por Enzo Maresca, ya que era alguien importante para la gran final.
El jugador abandonó la preparación del Chelsea para viajar a Inglaterra, donde se someterá a los exámenes médicos correspondientes y rubricará su contrato con los Gunners.

La transferencia se efectuó a tan solo un día de la final del Mundial de Clubes, lo que modifica la planificación deportiva del conjunto dirigido por Maresca.
La reacción de los hinchas del Arsenal fue mayoritariamente adversa, ya que diversos sectores cuestionan el perfil del jugador y su historial disciplinario, que consideran un elemento disruptivo en el esquema de Mikel Arteta.
En redes sociales proliferan los comentarios críticos, y se formalizó una petición en charge.org para impedir su incorporación.
La salida de Madueke representa una pérdida inmediata para Chelsea, que afrontará la final sin uno de sus atacantes habituales.
Al mismo tiempo, el traspaso genera una carga simbólica particular, dado que se produce entre dos rivales históricos del fútbol inglés y en un momento de alta exposición mediática.