La presencia de vehículos de tracción a sangre sigue siendo una triste realidad en las calles de Guaymallén y en otros departamentos de Mendoza. En pleno año 2025 estos precarios carruajes circulan representando un riesgo tanto para los animales que los arrastran como para la seguridad de todos los ciudadanos.
La imagen de caballos exhaustos, desnutridos y con heridas visibles, obligados a cargar pesadas cargas es un reflejo de una problemática social que no se puede ignorar.
Más allá del maltrato animal, la circulación de estos vehículos constituye un grave peligro para la seguridad vial. En pleno tráfico, en rutas y avenidas transitadas, los carruajes a tracción a sangre se mueven a una velocidad muy inferior a la del resto de los vehículos. La falta de luces, señales reflectantes y cualquier tipo de equipamiento de seguridad los convierte en una amenaza constante, especialmente durante la noche o en condiciones de baja visibilidad.
El riesgo de accidentes es elevado, poniendo en peligro la vida de conductores, peatones y, por supuesto, la de los propios animales y sus dueños.