Los perros no solo tienen una serie favorita sino que la eligen según su personalidad
Una investigación pionera revela cómo los perros interactúan con la televisión, diferenciando entre estímulos animales y no animales, y sugiere que su personalidad influye directamente en sus patrones de visualización.
La vida de los perros de compañía está cada vez más entrelazada con el entorno humano, exponiéndolos a estímulos artificiales como la televisión. Aunque se sospechaba que los caninos prestaban atención a las pantallas, la comprensión de sus hábitos de visualización y los factores que los influencian era limitada.
Un reciente estudio, publicado en Scientific Reports, ha abordado sistemáticamente esta cuestión, proporcionando una nueva perspectiva sobre la experiencia perceptiva de nuestros amigos de cuatro patas.
La investigación, que involucró a 453 dueños de perros de compañía, utilizó una novedosa herramienta: la Escala de Visualización de Televisión en Perros (DTVS). Esta escala evaluó las reacciones conductuales de los perros a diferentes tipos de estímulos (animales, objetos inanimados, humanos) y a través de distintos dominios sensoriales (visión, audición). Los resultados revelaron que la interacción de los perros con la televisión se explica mejor por el tipo de estímulo presente y el tipo de comportamiento que exhiben (como el seguimiento visual o las respuestas estáticas).
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Un hallazgo clave es que los perros no solo reaccionan a los estímulos televisivos, sino que diferencian entre estímulos animales no humanos y estímulos no animales. Además, el estudio sugiere que el temperamento del perro juega un papel significativo en sus patrones de visualización. Rasgos como la excitación y la reactividad negativa fueron predictores de las puntuaciones en la DTVS.
Por ejemplo, los perros más excitables tendían a mostrar comportamientos de seguimiento, sugiriendo una expectativa de que el objeto televisivo existe en el entorno 3D. Por otro lado, los perros con mayor reactividad negativa (tendencias miedosas) respondían más a estímulos no animales, como objetos inanimados o humanos en la pantalla.
Sorprendentemente, factores como la edad, el sexo o el tiempo de exposición previa a la televisión no influyeron significativamente en los hábitos de visualización. Esto sugiere que la personalidad intrínseca del perro es un factor más determinante.
Estos descubrimientos no solo profundizan nuestra comprensión de la cognición canina, sino que tienen importantes aplicaciones prácticas para el bienestar animal. Al entender qué tipos de estímulos y qué características temperamentales influyen en la interacción con la televisión, se pueden diseñar programas de enriquecimiento más efectivos para perros, tanto en hogares como en refugios. La televisión, cuando se utiliza de manera informada, puede convertirse en una valiosa herramienta para proporcionar una experiencia significativa y estimulante a los perros de compañía.