La identificación del sexo de un ave ya no es tan simple como parecía. Un estudio innovador, publicado en un material complementario de una investigación sobre la inversión de sexo en aves en libertad, revela que este fenómeno es mucho más común de lo que se creía.
La investigación concluye que la determinación del sexo en las aves es más flexible de lo pensado, lo que plantea serios interrogantes sobre la precisión de los métodos tradicionales utilizados por biólogos y ornitólogos.

Hasta ahora, la ciencia se ha basado en la morfología externa, la anatomía interna o, más recientemente, en marcadores genéticos para diferenciar entre machos y hembras. Sin embargo, el estudio pionero, realizado en Queensland, Australia, demostró que estas técnicas, cuando se usan por separado, no logran identificar a individuos con "sexo invertido", es decir, aquellos que tienen los genitales y la apariencia física de un sexo, pero el ADN del opuesto. Este tipo de error podría tener un impacto significativo en la comprensión de la dinámica poblacional de las especies.
El equipo de científicos comparó las características morfológicas externas e internas de cinco especies de aves silvestres con los resultados de pruebas genéticas. Los hallazgos fueron sorprendentes: se identificaron individuos con inversión de sexo en todas las especies analizadas, con una prevalencia que oscila entre el 3% y el 6%. Estos resultados sugieren que este fenómeno podría ser una condición común y generalizada en el mundo aviar.