Los océanos, esenciales para la vida en la Tierra, se enfrentan a un desafío sin precedentes: la acidificación. Un reciente estudio, realizado por un equipo de científicos del Instituto de Zoología de la Universidad Heinrich Heine en Düsseldorf y otros colaboradores, ha arrojado luz sobre una de las consecuencias más inesperadas de este fenómeno: el impacto directo en la dentadura de los tiburones.
La investigación se centró en los dientes aislados de tiburones de arrecife de puntas negras y descubrió que, en un futuro no tan lejano, estos depredadores podrían enfrentar serios problemas para mantener su principal herramienta de caza.
El estudio simuló las condiciones oceánicas previstas para el año 2300, con un pH bajo de 7.3, y sumergió dientes de tiburón en un acuario de laboratorio durante ocho semanas. A través de la microscopía electrónica de barrido, los investigadores observaron un daño corrosivo significativo. Las estructuras dentales, que en la naturaleza están compuestas de fosfato de calcio y fluorapatita, mostraron un deterioro notable. En los dientes expuestos a las condiciones ácidas, se detectaron daños en la corona, degradación en la raíz y la pérdida de los finos detalles de las dentaduras.
Estos hallazgos son alarmantes porque sugieren que la capacidad de los tiburones para alimentarse podría verse comprometida. La corrosión de sus dientes podría reducir su eficiencia de caza, aumentando el gasto de energía y, en última instancia, afectando su salud y supervivencia.

El estudio se diferencia de investigaciones anteriores que habían sugerido que los dientes de tiburón eran más resistentes a la acidez. Los autores explican que la clave de su hallazgo radica en que el experimento se realizó con dientes aislados, lo que permitió analizar los efectos puramente químicos de la acidificación, sin la intervención de los procesos biológicos de los animales vivos, como la remineralización.
El tiburón de arrecife de puntas negras, una especie crucial para los ecosistemas de arrecifes de coral, sirvió como modelo para el estudio. Su boca, permanentemente abierta para respirar, expone sus dientes al agua de mar de forma constante, lo que los hace particularmente vulnerables a los cambios en el pH.
Si bien se necesitan más estudios para comprender los mecanismos de adaptación fisiológica de los tiburones vivos, esta investigación pionera subraya la urgencia de abordar el cambio climático y sus consecuencias en la salud de los océanos. La supervivencia de los tiburones, ya amenazada por la sobrepesca, podría depender de nuestra capacidad para proteger su entorno de un futuro cada vez más ácido.