Una investigación pionera, publicada recientemente, ha puesto de manifiesto la complejidad de la relación entre el sueño y la salud, yendo más allá de la duración del descanso.
El estudio, que analizó datos de más de 88.000 adultos, utilizó acelerómetros para obtener mediciones objetivas de los patrones de sueño, como su ritmo, el momento de inicio y la fragmentación. Los resultados desafían la sabiduría convencional, sugiriendo que la regularidad del sueño podría ser tan o más importante que su duración en la prevención de enfermedades.

La investigación identificó 172 enfermedades vinculadas a los patrones de sueño, con el 48% de estas asociaciones siendo exclusivas de los rasgos del ritmo circadiano. Esto contrasta con los estudios anteriores, que se basaban en la autoevaluación de los participantes y se centraban principalmente en la duración del sueño.
Notablemente, el análisis reveló que la falta de un ritmo de sueño estable se asoció con un riesgo significativamente mayor de condiciones como el Parkinson, la gangrena y la cirrosis hepática.
El estudio también abordó posibles "falsos positivos" en investigaciones anteriores. Al comparar los datos objetivos con los subjetivos, los científicos descubrieron que los participantes que informaban dormir lo suficiente a menudo tenían patrones de sueño fragmentados, lo que podría haber distorsionado los resultados de metaanálisis pasados.
Este hallazgo subraya la necesidad de utilizar herramientas de medición más precisas, como los acelerómetros, para comprender verdaderamente el impacto del sueño en nuestra salud y desarrollar estrategias preventivas más efectivas.