Las pruebas son contundentes. El patrimonio de la familia Kirchner siempre fue llamativo. Los hoteles, campos, casas y propiedades que adquirieron siendo funcionarios públicos hace años despiertan sospechas. Pero en la causa Vialidad quedaron confirmados los vínculos entre Lázaro Báez y Néstor Kirchner y se demostró que Austral Construcciones y otras empresas vinculadas a Baez fueron creadas días antes de que Néstor asumiera como presidente. El empleado bancario, amigo de los Kirchner, se convirtió en empresario exitoso que volaba por el mundo en su learjet privado.
Sin embargo, una porción de la sociedad argentina no ve la conexión. Desconfía de los periodistas que exponen la corrupción de la década kirchnerista y acusa a la corporación judicial de responder al Grupo Clarín.
Esa situación no debería llamarle la atención a nadie. Los medios de comunicación han jugado un rol protagónico en el juego de la grieta que afecta hace años al país. Y los tiempos de la Justicia siempre han estado atados a especulaciones políticas.
Cuando gobernaban los Kirchner las denuncias por Hotesur y Los Sauces dormían el sueño de los justos. El juez Norberto Oyarbide sobreseyó en un fallo exprés 2009, a Néstor y Cristina Kirchner tras la denuncia por enriquecimiento ilícito. En Argentina el Poder Judicial se mueve hacia donde lo lleva el viento de la política.
Una Justicia veleta con jueces que responden a políticos, empresarios y sindicalistas. Fiscales que le filtran datos a periodistas violando el secreto de sumario. Magistrados que no investigan la corrupción porque viven de ella. Mendoza, con todo lo que se ha ventilado en el juicio contra Walter Bento, es ejemplo de esa podredumbre.
Al salir de la sede del PJ, Cristina Fernández de Kirchner no defendió nunca su inocencia. Se dedicó a atacar al presidente Javier Milei, a Héctor Magnetto y a denunciar corrupción en el gobierno de Milei y de Mauricio Macri.
Esa es la Argentina partida. A pocos les importa la Justicia. Es un país de fanáticos en el que cada uno elige su propia verdad. Y rechaza todo lo que pueda decir el otro.
¿Es culpable Cristina? Catorce jueces entendieron que la prueba reunida por fiscales confirma que sí. Pero eso no es suficiente en un país como el nuestro. Y, aunque parezca irracional, es lógico que así sea. La Justicia sola se ha ganado esa desconfianza.