La comunidad científica marca el miércoles 29 de octubre como un día crucial en la astronomía: el cometa 3I/ATLAS alcanzará su perihelio (punto más cercano al Sol), posicionándose a unos 210 millones de kilómetros. Este evento no solo permite una observación única, sino que intensifica las revelaciones sobre este enigmático visitante del espacio profundo.
El 3I/ATLAS, descubierto el 1 de julio por el telescopio ATLAS de la NASA en Chile, es el tercer objeto interestelar –procedente de un sistema estelar desconocido– que atraviesa nuestro sistema solar, después de Oumuamua y Borisov.

Anomalías químicas y debate científico
A medida que el cometa se acerca al Sol, el calor provoca la sublimación de su hielo, formando una cola luminosa de gas y polvo. El estudio de esta cola ha arrojado datos "extremadamente desconcertantes":
- Níquel y hierro anómalos: se observó níquel de manera constante durante toda la actividad del cometa, mientras que el hierro solo apareció cerca del Sol. Esta proporción de metales es significativamente superior a la vista en cualquier otro cometa, incluyendo el 2I/Borisov.
- Orígenes misteriosos: los científicos señalan que la presencia de átomos de yoduro de níquel I (NiI) y yoduro de hierro I (FeI) es inusual a las bajas temperaturas de observación. Se especula que estos metales podrían provenir de compuestos metálicos raros, pequeños "puntos calientes" en la superficie del cometa o su composición química original.
La expectación es tal que incluso el astrofísico Avi Loeb ha calificado al objeto de presentar anomalías, sugiriendo la posibilidad de un "artefacto extraterrestre", aunque no representa ningún peligro para la Tierra.
Observación y desafíos de la NASA
Aunque no será visible a simple vista, el 3I/ATLAS podrá observarse con telescopios pequeños, medianos o binoculares antes del amanecer.
A pesar de ser uno de los objetos más estudiados del año, la NASA se ha mantenido en silencio. La agencia estadounidense se encuentra temporalmente afectada por una interrupción en la financiación gubernamental, lo que ha forzado la suspensión de gran parte de sus actividades.
No obstante, misiones como el rover Perseverance en Marte y la Agencia Espacial Europea (ESA) con sus sondas Mars Express, ExoMars y la futura Juice, continúan con la monitorización del cometa, buscando desentrañar los secretos que trae desde otros mundos.