El norte argentino mantiene un encanto particular que atrae a muchos visitantes, con Salta y Jujuy como dos de sus provincias más visitadas.
En el corazón de la selva de las Yungas jujeñas, se esconde un tesoro natural: las Termas del Jordán. Este singular paraje ofrece piletones naturales de aguas turquesas a más de 30°C, proporcionando una experiencia única para bañarse en pleno invierno, rodeado de imponentes montañas. Lejos de los circuitos termales más concurridos como Federación o Cacheuta, las Termas del Jordán son uno de los secretos mejor guardados de Jujuy.
Ubicadas en las afueras de San Francisco, un pintoresco pueblo sobre la ruta provincial 83, estas termas solo son accesibles a pie. El recorrido implica un sendero de dificultad media a alta, con una duración aproximada de 2 horas y media de bajada y 3 horas y media de regreso. A pesar del esfuerzo, la recompensa es invaluable: una serie de piletones de agua cristalina y exuberante vegetación ofrecen una postal inolvidable.

Con profundidades que varían entre 30 cm y 2 metros, las aguas de las Termas del Jordán mantienen una temperatura promedio de 30 grados centígrados, ideal para un baño relajante. Por ello, el invierno es la mejor época para visitarlas, ya que en verano las lluvias pueden enfriar los manantiales e incluso hacer desaparecer las termas al aumentar el caudal del río Jordán. Es fundamental realizar la visita con guías locales habilitados y se recomienda reservar con antelación. Las Termas del Jordán son una experiencia de conexión profunda con la naturaleza, ideal para quienes buscan aventura, tranquilidad y escapar de las multitudes.