- Neuquén vivió un fenómeno similar con Vaca Muerta. ¿Puede Mendoza aspirar a un camino parecido en el petróleo?
- A diferencia de Neuquén, Mendoza tiene yacimientos convencionales maduros que están llegando a un nivel de agotamiento. Eso hace que las áreas petroleras sean menos atractivas. Sin embargo, hay posibilidades vinculadas al no convencional, en la porción mendocina de Vaca Muerta. El punto clave es la logística: si se logra una solución eficiente para comercializar ese petróleo, Mendoza puede beneficiarse de nuevas inversiones. No será inmediato ni de la magnitud neuquina, pero sí hay espacio para un desarrollo relevante a mediano y largo plazo.
- Mendoza fue durante décadas una provincia exportadora, pero hoy parece estancada en comparación con otras. ¿Qué debería hacer para recuperar protagonismo en ese frente?
- El primer paso es acompañar la agenda de reducción de la carga impositiva que impulsa la Nación. La provincia ya ha avanzado en algunos sectores, pero hay que profundizarlo. Menos presión impositiva significa más capacidad de inversión y mayor competitividad para los exportadores.
Además, debemos resolver problemas estructurales: la distancia con los puertos y la deficiencia en infraestructura logística son factores que encarecen nuestros productos. Esto no se soluciona con una baja de impuestos, requiere inversiones de largo plazo. Y ahí el sector privado debe asumir un rol más protagónico. El nuevo parque logístico en Luján de Cuyo es un ejemplo de cómo se puede avanzar en esa dirección. Si logramos un entorno más competitivo y eficiente, Mendoza puede recuperar su perfil exportador y diversificar sus mercados.
- El CEM analiza periódicamente las cuentas públicas de Mendoza. ¿Qué balance hacen del manejo fiscal de la provincia?
- Valoramos el proceso de ordenamiento que se viene dando en los últimos dos gobiernos provinciales. Mendoza logró sostener una presión impositiva más baja y mantener las cuentas equilibradas, algo que no ocurre en muchas provincias. Eso es virtuoso y debe profundizarse.
En particular, creemos que el gran desafío es avanzar en la reducción de impuestos distorsivos como Ingresos Brutos. Es un tributo que se aplica varias veces en la cadena productiva y encarece los bienes. La provincia tiene margen fiscal para ir mostrando señales claras de reducción, de manera progresiva y ordenada. Eso no solo mejora la competitividad, también genera confianza en el sector privado de que existe una voluntad real de alivio tributario.
- Ingresos Brutos se cobra varias veces a lo largo de un proceso productivo. ¿Por dónde debería empezar la reforma?
- Esa decisión debe tomarla el Gobierno, que tiene la información de cómo impacta cada medida en las distintas ramas de la economía. Hay sectores como los servicios financieros que tienen alícuotas más altas y otros con alícuotas más bajas. Eliminarlo en una u otra actividad puede generar impactos fiscales diferentes. Lo importante es que se muestre una voluntad clara de avanzar. Ya hubo reducciones en algunas ramas y eso alimenta la confianza. Lo esencial es que el proceso continúe y se traduzca en hechos concretos para que el sector privado perciba que hay una dirección definida.