3 de marzo de 2000: Un motín estalló en la cárcel Boulogne Sur Mer de Mendoza, justo cuando iniciaba la Fiesta de la Vendimia, creando un fuerte contraste de caos y celebración.
Tras un disparo de señal, 1.500 internos se amotinaron, quemaron colchones y tomaron 20 rehenes, incluyendo 8 agentes y 12 civiles (entre ellos, un niño de 10 años). Los presos, liderados por figuras como Humberto Fraile, exigían mejoras en las condiciones de la cárcel superpoblada y mayor celeridad judicial.
Luego de intensas negociaciones que duraron hasta el domingo, y con la intervención de fuerzas federales, el conflicto se resolvió sin muertes. El motín solo dejó tres heridos leves.
Como consecuencia directa de esta crisis, el Gobierno provincial creó el GEOP (Grupo Especial de Operaciones Penitenciarias), una unidad táctica para gestionar situaciones de alta peligrosidad en las prisiones.
El 3 de marzo del 2000 mientras mendocinos y turistas se preparaban para ver la vía blanca, en el marco de los festejos por Fiesta de la Vendimia, una revuelta se gestaba en la cárcel Boulogne Sur Mer. En la rotonda principal del penal un grupo de artistas estaba realizando bailes folklóricos. Pero el sonido de un disparo interrumpió la celebración.
El disparo era parte de un plan. Al escuchar el sonido los 1.500 internos invadieron el patio y tomaron de rehenes a ocho agentes penitenciarios y 12 civiles, entre los que se encontraba un niño de 10 años.
Los internos comenzaron a quemar colchones y provocaron importantes daños en la penitenciaría. Mientras, policías de Mendoza, de la federal de Gendarmería Nacional que llegaron desde distintos puntos del país llegaban a la cárcel para participar del operativo.
Cárcel Boulogne Sur Mer
La provincia se dividía en dos escenarios completamente opuestos. Por un lado, las celebraciones por la Fiesta de la Vendimia y por otro el caos y el terror dentro de la cárcel provincial.
El chileno Humberto Fraile, Alberto "El Cordobés" Savorolowsky y Miguel Ángel “el pulpo” Barloa fueron algunos de los reclusos que llevaron a cabo las negociaciones con la Policía y con el subsecretario de Seguridad, Alejandro Salomón.
Los reclusos exigían mejores condiciones en el penal, que ya contaba con superpoblación, y más rapidez en los trámites judiciales. Con el correr de las horas los rehenes fueron liberados.
El sábado por la mañana algunos internos fueron trasladados al Museo Cornelio Moyano donde hicieron una serie de reclamos. Parecía que la revuelta estaba llegando a su fin, pero cuando los internos regresaron a la cárcel los otros presos no estuvieron de acuerdo y se "radicalizaron" aún más, pero las autoridades cambiaron de actitud.
Cárcel Boulogne Sur Mer
Tiempo después,en diferentes entrevistas con los medios locales, el ex subsecretario de Seguridad de Mendoza, Alejandro Salomón, contó que las negociaciones se terminaron el domingo. Cuando las autoridades decidieron no ceder ante las nuevas peticiones.
La revuelta concluyó y afortunadamente no hubo que lamentar muertes. Sin embargo, el saldo no fue del todo positivo. Dos penitenciarios y un interno resultaron con heridas leves, al margen de las secuelas psicológicas.
Ese mismo día, desde la provincia se comunicaron con Patricia Bulrich, que era directora nacional del Sistema Penitenciario Federal, quien autorizó trasladar a los “presos negociadores” al penal de Ezeiza. Después fueron distribuidos en distintas cárceles del país.
Nacimiento del GEOP
Luego del motín vendimial y teniendo en cuenta la creciente peligrosidad que había en las prisiones en esos momentos, el Gobierno creó el Grupo Especial de Operaciones Penitenciarias.
Se trata de una unidad táctica que interviene para la restauración del orden en situaciones complejas y el rescate y recuperación de rehenes y el traslado de internos de alta peligrosidad.
El GEOP cuenta entre sus filas con tiradores tácticos, brecheros (abridores de brechas o ingresos en los operativos) y operadores de explosivos, entre otros profesionales.