Mendoza cuenta con un gran archivo policial en el cuál existen casos más resonantes que otros, ya sea por sus espantosos detalles o por particularidades que los llevaron a ocupar las portadas de los diarios.
Fue gracias al trabajo de estos últimos, más la documentación del Poder Judicial y, posteriormente, Ministerio Público Fiscal que estos casos policiales quedaron registrados. Otro elemento no menor es la memoria colectiva de los mendocinos que ha permitido que estos hechos sigan formando parte del día a día.
En esta oportunidad, vamos a repasar uno de los robos más sorprendentes de la historia reciente de Mendoza. Se trata del asalto a la joyería Tersiani, del Mendoza Shopping, cuya historia es digna de un guión cinematográfico.
Archivo policial: asalto a la joyería Tersiani
Esta historia se remonta al 28 de abril del 2007. Alrededor de las 14.45 dos personas ingresaron al shopping ubicado en Guaymallén e inmediatamente llamaron la atención de comerciantes y transeúntes. Uno de los hombres llevaba un cuello ortopédico y su acompañante estaba vestida con ropa de mujer.
Según los testigos, este último llevaba una peluca negra mal peinada, gafas de sol, sobretodo negro y zapatos de tacón que no llevaba bien. Otro elemento con el que el sujeto habría tenido dificultad era el lápiz labial. Nuevamente, según el relato de los testigos, estaba mal maquillado.
En una cafetería que había en la planta baja del mall había un tercer ladrón que simulaba ser un cliente más. El dúo se dirigió a la joyería Tersani golpearon a un guardia de seguridad, amenazaron a los empleados y huyeron con bolsas de compra llenas de joyas y dinero en efectivo, habrían robado alrededor de 500 mil pesos.
Después los tres huyeron a pie y en el camino se enfrentaron a un policía que se encontraba en el mall, por lo que hubo un intercambio de disparos.
Uno de los testigos dijo que la joyería había sido asaltada por un "travesti y Frankenstein". De esta manera se refirió al sujeto del cuello ortopédico, que superaba el 1.80 de altura. Los ladrones se dirigieron al estacionamiento donde los esperaba un cómplice a bordo de un VW Gol.
La banda escapó a toda velocidad y al llegar hasta Juan Díaz de Solís y Magallanes, de Dorrego, cambiaron de auto. Los tres se subieron a un Torino y abandonaron el Gol, que había sido robado días antes en Ciudad.
Aunque la Policía sospechaba que la banda estaba compuesta por varias personas, sólo tres hombres fueron juzgados. El juicio se realizó recién en 2012 y en el banquillo se sentaron Luis Arístides Verdugo fue el chofer del Torino, Hugo Luna, que estaba sentado en uno de las cafeterías del mall y Luis Franco González, el hombre que se había disfrazado de mujer. Frankenstein logró escapar de la Policía.
El Tribunal de la Séptima Cámara del Crimen absolvió a los tres acusados debida a que las pruebas no fueron suficientes para derribar el principio de "duda razonable".
Bonus track:
Minutos antes de que se produjera el hecho, un llamado al 911 alertó sobre la presencia de dos bombas en el baño de la terminal de ómnibus. Debido a esto, gran parte de la Policía y autoridades judiciales se desplazaron al lugar. El fiscal llamó a la Brigada de Explosivos quienes no dudaron demasiado en indicar que “esos paquetes que había allí no eran una bomba sino algo para distraer…”.