El gigante de los vehículos eléctricos, Tesla, se enfrenta a uno de sus mayores desafíos legales y de imagen en su mercado principal.
Este jueves 18 de diciembre, el Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) de California emitió una resolución contundente: la compañía de Elon Musk violó las leyes estatales al utilizar publicidad engañosa para promocionar sus sistemas de asistencia al conductor.
¿Autónomos o asistentes? El centro de la polémica
La controversia radica en la terminología. El organismo regulador determinó que el uso de etiquetas como "Autopilot" (piloto automático) y "Full Self-Driving" (capacidad total de conducción autónoma) induce a los compradores a creer que sus vehículos pueden circular sin intervención humana.
Sin embargo, la realidad técnica es distinta. El software de Tesla está clasificado como Nivel 2 de autonomía. Esto significa que, legal y tecnológicamente, el sistema es solo un asistente que exige que el conductor permanezca alerta y con las manos listas para tomar el volante en todo momento.
Sanciones y un ultimátum de 60 días
El DMV ha sido tajante al otorgar un plazo de dos meses para que la empresa modifique su estrategia de comunicación. De no cumplir, Tesla se enfrenta a consecuencias críticas:
- Suspensión de ventas: Podría perder su licencia como concesionario en California por 30 días.
- Golpe económico: California es el mercado más relevante para la marca en EE.UU.; una restricción allí afectaría drásticamente sus balances globales.
- Rebranding obligado: La firma deberá clarificar que sus sistemas son de "asistencia" para evitar accidentes derivados del exceso de confianza de los conductores.
Hasta el momento, Tesla no ha emitido una respuesta oficial sobre si acatará la orden o si iniciará un proceso de apelación para defender las marcas que han sido el sello distintivo de su tecnología.